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 Julio I. González Montañés ©

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Máscaras en el Corpus gallego

 

    Además de los personajes que representaban a Santos y Apóstoles en las procesiones, los cuales solían llevar caretas adecuadas, salían en el Corpus gallego un variado grupo de máscaras diabólicas y/o burlescas denominadas céntulos, felos, fenos, fetoiros, gamachiños, choqueiros, demos..., cuya función era abrir paso al Sacramento, espantar a la chiquillería, tirar de la Coca (de la Nao en Pontevedra), luchar simbólicamente con el mayordomo de la cofradía (en Betanzos, Pontevedra y Baiona) o, simplemente, hacer diabluras y piruetas. Normalmente llevaban vejigas de vaca infladas para golpear a la gente, o tenazas extensibles de madera rematadas con cuernos de cabra, con las cuales quitaban los sombreros a quienes no se descubrían al paso de la procesión.

  Dichas máscaras se justifican como materialización de la eterna lucha entre el bien y el mal, y no son, por supuesto, exclusivas del Corpus gallego: las hubo en las procesiones de buena parte de Europa y de la América hispano-portuguesa y todavía perviven algunas, generalmente trasladas al Carnaval o a otras fiestas (Diablos de Luzón (Guadalajara), Diabletes de Teguise (Lanzarote), Colacho de Castrillo de Murcia (Burgos)... etc.).

  En Galicia solo el céntulo de la Coca de Redondela -que no tiene carácter diabólico- sobrevivió hasta nuestros días, y alguno como el gamachiño de Betanzos se recupero en los años 60. El resto desaparecieron con las prohibiciones borbónicas, o se desplazaron al Carnaval o a otras procesiones religiosas como el Irrio o Felo de la de la procesión de la Virgen de los Remedios de Castro Caldelas, o el Meco / Felo de A Ermida (Quiroga).

  En 1570 tenemos documentado el Feno o Demo que salía en la procesión del Corpus de Verín (Ourense), el cual encabezaba el cortejo huyendo del Sacramento y espantando a la chiquillería. O demo, representado en 1570 por el vecino Pedro Faix, iba vestido con calzas y jubón oscuros, llevando un rabo de vaca a modo de cola, brazos y manos cubiertos de hollín, cuernos de carnero y un "horrible mascarón a la romana, de rasgada boca y flumíneos ojos". Hacía diabluras en los entreactos al son de la música del gaiteiro Pedro Pérez, llevando un especie de tenazas extensibles con las cuales quitaba los sombreros a quienes no se descubrían y propinaba pescozones a los chiquillos . Por las mismas fechas está documentado el céntulo de Baiona (Pontevedra), que tiraba de la Coca de los vecinos de Sabarís y bailaba libremente en la Danza de Espadas haciendo mofa e importunando al director de la danza , y los diablos que salían en el Corpus de Ourense .

 De principios del siglo XVII son las primeras noticias sobre la presencia del céntulo y el choqueiro en las procesiones de Redondela (Pontevedra). Al parecer en origen eran un cortejo de 7 u 8 sentulos a los que se denominaba también fenos, diablillos y diabletes, que en el siglo XIX eran ya solo dos, convertidos en Mayordomos de la Coca. Su nombre puede hacer referencia a latín centunculus (ropa remendada de varios colores), o centoculos (que tiene cien ojos). En el siglo XVII consta que levaban máscaras y ropas estrafalarias y que el papel se heredaba, casi por obligación, de padres a hijos. La denominación choqueiro alude sin duda a que llevaba chocas, cencerros de metal que sonaban cuando corrían, voz que es frecuente en Galicia (A Coruña, comarca do Salnés, Pontevedra...) para referirse a máscaras desharrapadas y con esquilas, cascabeles o cencerros .

  También del siglo XVII son las primeras referencias conservadas sobre el céntulo del Corpus de Pontevedra, el cual era un hombre disfrazado con careta y cuernos, vestido con un traje de lienzo a rayas negras y amarillas, pintado con sapos, lagartos y culebras. Llevaba vejigas de vaca infladas para golpear a la gente y bailaba sin orden en la Danza de Espadas de los mareantes, burlándose e importunando al director de la danza, además de tirar de la Nao del Corpus y/o de la Tarasca o Coca. Los choqueiros pontevedreses parece que eran algo similar, u otro nombre para referirse a la misma máscara, aludiendo su denominación a las chocas que hacían sonar. Los céntulos eran probablemente de fuera de la ciudad, si atendemos a lo que dice el Padre Sarmiento en sus Coplas de Perucho e Maruxa. Consta que en Pontevedra la función del céntulo se consideraba infamante y que el que la ejercía no debía de ser reconocido, ya que si lo era recibía luego las burlas de los vecinos por la calle: "Levou as chocas... Fixo o centulo!". Evidentemente no había voluntarios para hacer el papel y la cofradía de San Miguel, del gremio de Mareantes, tenía que pagar generosamente y vestir al céntulo .

  En Betanzos, los informes de los visitadores arzobispales de 1604 y 1609 describen en la procesión del Corpus, y lo prohiben, al fetoyro o gamachiño, diablo cómico que hacía piruetas y diabluras en la procesión y luchaba simbólicamente con el mayordomo de la cofradía de San Sebastián. También llamado "demachino" y "gamachino", actualmente (desde 1969) acompaña a la danza de los marineros y lucha con el director de la danza (cf. Foto), y en pasadas centurias formaba parte del cortejo que el gremio de mareantes aportaba a la procesión del Corpus. En la visita que en 1604 hizo a la parroquial de Santiago Fray Francisco de Vera, Obispo de Medauro, dispuso que en la procesión del Corpus no se "permitan los demachines que andan aquel día en la dicha procesión", lo cual demuestra la participación de al menos dos gamachiños en la comitiva. La prohibición no se cumplió ya que en el Libro de cabildos del gremio de mareantes se especifica en un inventario de 1678 la existencia de "La máscara del gamachino con su vestimenta", y en el cabildo celebrado el 25 de Abril de 1695 figura "La bistimenta del fetoyro con su máscara" .

  En Monforte también debieron de existir máscaras similares, ya que durante las fiestas que el Colegio de la Compañía de Jesús hizo en la consagración de la iglesia nueva de Nuestra Señora de la Antigua el 4 de agosto de 1619, los gremios ejecutaron sus danzas del Corpus (gitanas, palos, labradores..) y salieron además unos felos: “Dio fin a estas danzas una [de] demoños con vestidos y máscaras de pellicos muy propios, no lo siendo menos las acciones, y menos que, por ser tan ridículos, hacían perecer [de risa] a los que les miraban .

  En la procesión del Corpus de Ribadavia salía, al menos desde 1777, el Feno, hombre disfrazado de demonio alborotador, con cencerros en la cintura y una vejiga de cerdo hinchada con la que golpeaba a los espectadores abriendo paso a la procesión hasta la iglesia de Santiago, en cuyo atrio esperaba hasta la salida de la misa . La máscara estaba encomendada al gremio de los horneros/panaderos al igual que el feno de Allariz, documentado desde el siglo XIX .

  También del siglo XIX son las noticias de figuras similares en las procesiones del Corpus de Bouzas (Vigo). Según el visitador de 1825, además de penlas y otras danzas gremiales, salían unos enmascarados que hacían una pantomima :

 “Antes de éstos (los danzantes gremiales) entra uno enmascarado, con una banda de lino colgada a las espaldas, vestido con alba, que siempre la sacan de la Iglesia, y descalzo, dando quites desentonados como de un bravo toro, puesto en medio de otros dos, también enmascarados, en figura, según su modo, de traer preso al otro, pues traen dos espadas sobre él y pegan los mismos pulos al aire en el que dicen “¡salta Clara!”.

 

 

 

 

 

Gamachiño de Betanzos luchando con el mayordomo de la cofradía de S. Sebastián

 

 

 

 

 

 

Choqueiro de  Redondela según Martínez Crespo.

 

 

 

Máscaras, antigua y copia moderna, del Meco de la fiesta de la Virgen de los Remedios de A Ermida (Quiroga, Lugo).

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